Día 15: Kyoto (1)
Reprendemos la crónica del viaje que queda poquito ya que contar, (estad atentos que ahora ya hay fotos en los posts!).
El viernes y sábado nos fuimos a Kyoto, volvimos a coger el shinkansen por la mañana y llegamos a Kyoto hacia mediodía. Teníamos una habitación reservada en una guest house. Hubiéramos querido dormir dos noches en Kyoto pero para la noche del sábado no encontramos nada. Llevábamos las indicaciones al hotel en japonés sin traducir ya que mi hermano no lo entendía todo. De todas maneras ya sabíamos dónde estaba la oficina de turismo y sabíamos que nos indicarían bien. La verdad es que mal no nos indicaron pero una vez en la zona no había manera de encontrar el sitio. Preguntamos a unas cuantas personas y nos iban dirigiendo hacia allí, pero no acabábamos de encontrar el sitio hasta que una chica majísima se ofreció a acompañarnos hasta la puerta.
La guest house se llama Hannari, y es una casita monísima con unas habitaciones pequeñas pero nuevas en el piso de arriba y en el piso de abajo una zona común con derecho al uso de la cocina, una ducha, un baño y zonas de aseo, lavadora, etc... todo muy limpio y un chico simpatiquísimo que lo regenta. Por la noche nos contó que no suelen ir extranjeros ya que su web solo está en japonés. Al día siguiente cuando nos fuimos nos hizo una foto...
Aqui nos veis en su web.
Kyoto es una ciudad de tamaño más o menos como Barcelona en la que te puedes mover muy bien con autobús y de manera muy económica, por unos 3 euros hay un pase que te permite coger todas las veces que quieras el autobús, con 3 viajes ya sale a cuenta. Pero... hay que tener en cuenta dos cosas: que las distancias entre lo que hay que ver en Kyoto son grandes, y que los desplazamientos en autobús son mucho más lentos que en metro.
Con la semi pérdida buscando el hotel llegábamos al primer templo, el famosísimo Pabellón de Oro (Kinkaku) hacia las 2 de la tarde. Nos lo quisimos tomar con calma, ya veíamos que solo íbamos a poder visitar este pabellón y otros dos templos que están al lado: el templo Ryoan y el Ninna. Ni pensar de llegar antes de las cuatro y media de la tarde (hora de la última admisión) al pabellón de plata al otro lado de la ciudad.
Pabellón de oro (Kinkaku)
Jardín zen (templo Ryoan)
Pagoda (templo Ninna)
Así que nos lo tomamos con calma, visitamos los tres templos que están relativamente cerca y luego nos cogimos el autobús y nos fuimos a la zona donde está el pabellón de plata para localizarlo. Una vez allí, como el famoso paseo del filósofo empieza allí mismo, nos dispusimos a pasear por el kilómetro y pico. Es una paseo maravilloso que discurre en un entorno bellísimo y como ya no había templos cerca abiertos a esa hora no había un solo turista, bueno, sí, nosotros.
Después buscamos un tori gigante que nos pillaba de camino hacia el callejón Pontocho pero ya se nos hizo de noche (las 7 de la tarde) y la distancia que en el mapa era asequible en realidad era una hora y media larga andando, así que nos dipusimos a volver al hotel, a cenar y a dormir que el día siguiente queríamos levantarnos pronto y visitar todo lo que pudiéramos.
2 comentarios
Cristina -
amb el que t'agrada viatjar, t'encantaria Japón, a més són tan formals, és tot tan net..
Intentarem anar posant les fotos també en els articles anteriors.
Un súper petó!!!
Ferran -
Molts records berlinesos :))