Día 13 - Nikko
Notareis a partir de ahora que ya ponemos acentos y ñ, pero la conexión desde Japón al blog no funcionaba muchas veces, así que ya estamos de vuelta pero seguiremos contando detalladamente el día a día.
El decimotercer día, dada la promesa del pronóstico del tiempo de sol, fuimos a Nikko, al norte de Tokyo, y de hecho la única excursión hacia el norte de Honshu que hemos hecho. Nikko es una pequeña ciudad en la región de Kantō, ubicada en las montañas. El conjunto histórico de templos y santuarios de Nikko fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y se dice que Japón es Nikko, por lo que si se quiere conocer el Japón tradicional, hay que ir a Nikko.
Después de coger el Shinkansen, hicimos cambio a Utsanomiya a una linea JR para llegar a la estación de Nikko, la más antigua de todo Japón y diseñada por Frank Lloyd Wright (entre otros diseñó el Guggenheim de Nueva York). Allí, pensando que al ser localidad turística la cosa sería sencilla para moverse a la zona donde están todos los templos, pero fue que no.
Buscando entre los postes cercanos de paradas de bus que había en la estación, no nos aclarábamos de qué bus debíamos coger. Llegó uno y no nos atrevimos a subir, y volviendo a revisar planitos, las dos guías que llevábamos etc. Al final llegó otro bus que marcaba en occidental Futurasan, el nombre de uno de los santuarios, asi que nos armamos de valor y "p’arriba".
Una vez llegamos al destino final, comenzamos las visitas empezando por el santuario Taiyuin-byo, formado por varias puertas que ascienden por el bosque de cedros que lo rodea y nos pareció impresionante; además es un santuario poco visitado por lo que pudimos comprobar porque muy poca gente estaba por allí y encontramos mayor aglomeración en el de Tosho-gu, también impresionante con la puerta Yomeimon presidiéndolo, pero la cantidad de gente agobiaba un poco. En este templo hay tres atracciones que por lo visto atraen más a los turistas y son:
- el establo sagrado con el relieve de los tres monos de la sabiduría (uno se tapa los oidos, otro los ojos y otro la boca).
- el gato durmiente, que custodia el pasadizo de escaleras que lleva a la tumba de Ieyasu (el precursor del florecimiento de Edo - antiguo nombre de Tokyo)
- el Dragón llorador, pintado en el techo del Honji-do, y que ruge (en realidad resuena la habitación) si se da una palmada debajo de él exactamente.
También vimos el santuario de Futurasan, más pequeño, pero que es el único en todo Japón en el que una de las Tori (puertas sintoistas de zona sagrada) es de bronce macizo.
Después fuimos a comer a un pequeño restaurante que había por la zona con la presión de que a las 5 de la tarde no había más autobuses que bajasen a la estación de JR, así que lamentablemente tuvimos que dejar de ver el templo Rinno-ji y optamos por ver el puente sagrado Shinkyo, espectacular de color rojo sobre el río Daiya, pero que lo desluce que la carretera pasa justo al lado, pero las fotos que no sale la carretera son impresionantes, aunque nos costó encontrarlo, porque los mapas de la zona están hechos un poco a mano alzada, la verdad...
Y de vuelta a Tokyo y despues de cenar nos pasamos por La Tapería para ver la actuación de uno de los colegas de Amadeu que ofrece el restaurante a la clientela, y realmente fue impagable ver japoneses superentregados cantando la canción aquella de "con el pin, pi, rin, pin, con el pan, pa, ran, pan, al que no le guste el vino, es un animal o no tiene un real".
3 comentarios
Dani -
Tenemos que volver...
Ferran -
Bentornats!
mimoko -
que pena que no hicieseis un video...